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El ‘Plan B’ al Brexit duro: echar a Johnson y crear un Gobierno de emergencia para pedir otra prórroga


Reino Unido parece encaminarse a una crisis constitucional con cada día que pasa. Después de que el asesor especial del Gobierno para el Brexit, Dominic Cummings, asegurara que «ya no se puede evitar una salida sin acuerdo«, la oposición proeuropea ha respondido con una alternativa: crear un Gobierno de emergencia liderado por una figura de consenso con el único objetivo de sacar a Boris Johnson de Downing Street en los días clave y pedir una nueva prórroga a la UE.

Desde que Johnson perdiera un diputado clave en Gales el pasado viernes frente a los europeístas Liberal-Demócratas, los rumores no han parado de crecer. En la práctica, el Gobierno ya no tiene una mayoría suficiente para frenar una moción de censura, y el único obstáculo es poner de acuerdo a la variopinta bancada opositora con los rebeldes conservadores dispuestos a abandonar a su partido o, como mínimo, a abstenerse.

La posibilidad fue confirmada por el diputado europeísta Dominic Grieve. En declaraciones a Sky News, el ex fiscal general criticó a Cummings por «no haber entendido la Constitución británica», que permite formar un Gobierno alternativo en las dos semanas después de una moción de censura antes de que se convoquen elecciones automáticamente. Y para dirigir ese hipotético Ejecutivo de emergencia, dijo, «hay figuras en el Partido Laborista y en los Liberal-Demócratas que han ocupado altos cargos» y que serían aceptables para todas las partes, aunque se resistió a dar nombres.

Posibles candidatos de emergencia

Entre los candidatos más comentados están el portavoz laborista para el Brexit, Keir Starmer; la exministra de Trabajo Yvette Cooper; la exportavoz parlamentaria laborista y diputada en activo con más antigüedad, Harriet Harman; y el exministro de Agricultura Hilary Benn. Aunque tampoco se descartan figuras conservadoras como el exministro de Hacienda Ken Clarke o el ex viceprimer ministro Oliver Letwin, así como la única diputada del Partido Verde, Caroline Lucas.

Uno de los problemas para esta fórmula es la resistencia que podría haber entre miembros de los numerosos partidos que se tienen que poner de acuerdo -como mínimo 7, de un extremo del arco parlamentario al otro- para apoyar a un candidato de consenso, aunque las conversaciones para acercar posturas siguen adelante, ante la amenaza creciente de una salida sin acuerdo.

En las últimas semanas, el exministro de Hacienda de Theresa May, Philip Hammond, erigido en cabecilla de los rebeldes proeuropeos ‘tories’, se ha reunido con el portavoz económico laborista, John McDonnell, aliado clave del líder de su partido, Jeremy Corbyn, para debatir las posibilidades. McDonnell dijo el lunes a la prensa que los laboristas apoyarían la búsqueda de «una figura de consenso» para liderar un Gobierno de emergencia, lo que indica que no insistirán en postular a Corbyn, un candidato rechazado por casi todos los demás grupos.

El segundo problema es la falta de concreción de la ley que regula las mociones de censura, aprobada en 2011. En su texto, se dan 14 días a los partidos para buscar a un primer ministro alternativo que reemplace al que acaba de ser derrotado, aunque no se indica cómo. Sus autores explicaron a los diputados que su intención era dejar la puerta abierta a «la política» para resolver esa pregunta, sin dar unas instrucciones específicas para ello.

Así, el asesor de Johnson, Cummings, insiste en que el primer ministro no dimitirá, como se esperaría de él tras perder la moción, y no permitirá formar un Gobierno alternativo por las buenas. El temor de los expertos británicos es que la reina se vea obligada a «entrar en política» y cesar a su primer ministro, lo que no ha ocurrido en casi 200 años. La pesadilla de los juristas y de Buckingham Palace es un Johnson censurado por el Parlamento bloqueando la entrada al 10 de Downing Street con el aparador del pasillo mientras un candidato alternativo llama a la puerta y el sistema de partidos estalla en pedazos. Todo ello a pocos días de que se produzca un Brexit sin acuerdo y, simultáneamente, se convoquen nuevas elecciones. Si algo ha demostrado la crisis actual, es que toda situación límite siempre es susceptible de empeorar.



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